La contingencia ambiental alerta para revisar la política
sobre incendios forestales, la coordinación entre SADER y SEMARNAT y los
recortes a CONAFOR
· Urgente que
SADER haga su parte en la prevención de incendios por quemas agropecuarias
· Llamado al
Poder Legislativo para fortalecer el presupuesto de CONAFOR
·
De acuerdo
a los registros oficiales la actual temporada de incendios no es grave, lo cual
indica que se requiere actualizar los indicadores de impacto
· Detrás de
los incendios podría haber presiones de empresas inmobiliarias, agropecuarias,
mineras o de otro tipo para cambiar el uso del suelo
Ciudad de México, 15 de mayo de 2019. La reciente
contingencia ambiental en la Ciudad de México por incendios forestales y de
otro tipo, es una llamada de atención a que se debe actualizar la política al
respecto, replantear la coordinación en entre SADER y SEMARNAT y reconsiderar
los recortes presupuestales a la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR), señaló
Gustavo Sánchez, Presidente del Consejo Directivo de la Red Mexicana de
Organizaciones Campesinas Forestales, Red MOCAF.
Agregó que la contingencia ambiental
en la Ciudad de México le da mucha visibilidad a la problemática, pero esta
tiene una dimensión nacional que se está viviendo en diversas entidades.
También hizo un llamado al Poder
Legislativo a reconsiderar la inercia de los últimos tres años de recortes al
presupuesto de la CONAFOR, dependencia que se encuentra en uno de los niveles
más bajos en materia de recursos desde su creación. Advirtió que es fundamental
que los recursos se inviertan con transparencia en una estrategia de prevención
a través de fomentar la producción sustentable y aumentar la superficie
forestal bajo manejo. “…Desde luego se deben contar con recursos para el
control y combate pero lo principal es la prevención” aseguró.
Comentó que otro aspecto fundamental a
reconsiderar en materia de incendios, es que éstos se han clasificado como
forestales cuando en realidad deben considerarse como incendios rurales ya que
la mayor parte de ellos se generan en quemas agropecuarias y la Secretaría de
Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) debe involucrarse y coordinarse con
SEMARNAT para invertir juntos tanto esfuerzos como recursos en la prevención. Precisó
que los fundamentos legales y normativos ya existen, como la NOM sobre manejo
del fuego, pero que ha faltado voluntad política para su aplicación efectiva.
Indicó que México posee un registro
estadístico de incendios forestales desde hace casi 50 años, lo es muy valioso
y permite seguir el comportamiento de este fenómeno año con año, sin embargo
aclaró que es una estadística que necesita actualizarse con nuevos indicadores
que permitan dimensionar de manera objetiva la gravedad de los incidentes y
señaló lo siguiente: “…paradójicamente, de acuerdo a estos registros, la
temporada 2019 es bastante benigna, sin embargo, la percepción ciudadana de las
afectaciones, particularmente la contingencia ambiental en la Ciudad de México
y sus consecuencias en la salud de la población y las pérdidas económicas por
afectaciones laborales indican otra cosa”.
Precisó que también en estados como
Oaxaca y Chiapas, considerados de los más ricos en biodiversidad, la percepción
social de la gravedad de los incendios y de sus consecuencias va más allá de
las estimaciones sobre hectáreas siniestradas.
Señaló que como parte de la revisión y actualización de
la política en materia de incendios se requiere incorporar indicadores en
materia de emisiones a la atmósfera, afectaciones a la biodiversidad, a la
salud y a la economía para evaluar de manera objetiva su impacto.
Sánchez Valle agregó que desde 1970 se
evalúa una temporada anual de incendios por el número de siniestros y la superficie
afectada en ese periodo. De acuerdo a este marco, la gravedad de los incendios
se estima por el tipo de vegetación dañada, considerándose más grave la
afectación de arbolado que de vegetación arbustiva, sin embargo, este sistema
de indicadores no nos permite registrar cuántas toneladas de CO2 se emiten a la
atmósfera en un incendio ni qué afectaciones se dan en materia de
biodiversidad, en materia de salud de la población o en materia de pérdidas a
la economía.
De igual manera indicó que es
importante que no se pierda de vista que después de los incendios forestales
podría haber el riesgo de cambios de uso de suelo a favor de proyectos
inmobiliarios, turísticos, de cultivos como el aguacate o la soya o mineros.
Recordó que México tiene un importante
recurso humano capacitado para el control y combate de incendios y que la Red
MOCAF reconoce el desempeño de estos combatientes los cuales incluso han prestado
auxilio en emergencias en otros países, donde se reconoce su experiencia y
valentía y añadió que una política realista en tiempos de cambio climático no
puede descansar en la reacción a los incendios, la parte fundamental es la
inversión en prevención.
Añadió que un aspecto muy importante
es revisar las condiciones laborales e incentivos tanto de los combatientes
profesionales como el soporte y seguridad a los combatientes voluntarios. También
precisó que una política forestal realista debe contar con los recursos
necesarios y de manera oportuna y además tener controles para que estos se
ejerzan con transparencia y eficiencia.
Finalizó indicando que en un predio
forestal sin manejo no se tiene control sobre la acumulación de material
combustible por ello hay mayores probabilidades de que ocurra un incendio y que
este alcance mayores proporciones que en un predio bajo manejo en el que los
dueños no permiten que se acumule este material, por eso es fundamental que los
ejidos, las comunidades y los propietarios privados tengan incentivos para
dedicar tiempo y recursos a la prevención y que llegado el caso de un incendio
este se controle sin que ocasione mayores daños.
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